¡Bienvenido a casa! Es probablemente el saludo que más escuchés al llegar a Burning Man, una ciudad temporal de 70,000 habitantes, construida en medio de un paisaje lunar. Desde afuera, este festival es visto por muchos como una gran fiesta Mad Max y hedonista en medio de un desierto polvoriento, llena de gente hermosa que participa en una orgía interminable de baile, drogas y sexo. Aunque en efecto tal libertinaje existe en la “playa”, Burning Man es mucho más que eso.
El origen de este festival data de 1986, cuando en Baker Beach, cerca de San Francisco, Larry Harvey y un amigo construyeron una estructura de madera y la llevaron a la playa para quemarla. Alrededor de veinte personas los acompañaron. Cuando lo hicieron de nuevo al año siguiente, fueron ochenta personas. En 1990 ya era una multitud y la policía clausuró la actividad, lo que obligó al grupo a buscar otro lugar. Eligieron Black Rock City, en el desierto de Nevada, donde en 1993 hubo mil participantes, cantidad que se doblaba cada año. Hoy, más de 70,000 personas peregrinan anualmente al festival.
El evento tiene lugar en el medio de la nada, en el lecho seco de un lago, tres horas al noreste de Reno, Nevada, y accesible solamente por una carretera de un solo carril. Durante 357 días al año, el sitio es el lecho de un lago prehistórico en tierras administradas por el gobierno. Hacia finales de agosto, cualquier agua que pudiera haber en el lago por la nieve que se derrite después del invierno, ya se ha evaporado por completo y todo lo que queda es una planicie de kilómetros y kilómetros de arenas blancas más finas que el talco y demasiado alcalinas para sostener cualquier tipo de vida visible. Durante el día, las temperaturas alcanzan los 38ºC y en la noche a menudo cae a unos 4ºC. Son comunes los fuertes vientos y las tormentas de polvo. No se puede encontrar allí nada de vida visible, ni pájaros, insectos o incluso una brizna de hierba. Sin embargo, durante esos otros 8 días a fines de agosto, una civilización completa peregrina a la "playa" para crear una sociedad experimental, completamente alejada de las normas de la vida moderna.
Este no es como muchos de los reconocidos festivales de música o arte en todo el mundo, donde los DJ y artistas populares son contratados por los organizadores para el entretenimiento de los asistentes. Burning Man es un evento participativo donde todos son parte integral de la experiencia. Es altamente interactivo. No hay espectadores en Burning Man. No hay VIP. No hay ningún espacio o área delimitada para algunas personas mientras otros quedan por fuera. Nadie tiene un status. No hay fronteras o limitaciones. Nadie es rico, pobre o famoso, mejor o peor. No existe tal cosa como “mi espacio / tu espacio". El espacio es de TODOS.
Burning Man es una sociedad experimental donde, por ejemplo, no hay intercambio de dinero. Los bienes se transfieren a través de regalos. Los asistentes cumplen con los 10 Principios que son: inclusión radical, regalar, desmercantilización, autosuficiencia radical, auto expresión radical, esfuerzo comunitario, responsabilidad cívica, no dejar rastro, participación e inmediatez. El arte es un tema principal del festival, como una forma de auto expresión radical. Se puede manifestar mediante disfraces, autos de arte, acciones, obsequios, música o grandes obras interactivas en la playa. En nombre de la inmediatez, se les recuerda a los asistentes que vivan en el presente; nada es para siempre. El ritual de quemar muchas piezas de arte al final del evento es un humilde recordatorio de esa Inmediatez que culmina con la quema de "The Man" el último sábado y el último acto íntimo, la quema del Templo, el domingo por la noche.
Al terminar, algunos asistentes se van de Burning Man y simplemente lo marcan como “hecho” en su lista de deseos. Sin embargo, para muchos cambia para siempre la forma en que ven la vida, su lugar y su contribución a la sociedad, el valor de las cosas y comienzan a contar los 364 días que faltan para la próxima peregrinación anual.
